Te dijeron que una vez que bajaras de la Máquina del Tiempo, no tocaras nada. Cualquier cosa que toques o modifiques puede alterar tu futuro. Estás allí solamente para observar. Sin embargo, sabés que esa planta extinta tiene la cura para una enfermedad de tu tiempo. ¿Qué hacés? [[Meditar]] [[Tirar las cosas del estante de forma ordenada]] Te ponés a explorar la habitación en la que estás sin tocar nada. De repente te sentís observado. Mirás atrás y solo ves un cuadro. Te acercás y estás seguro de que es de una mujer. Sentís que su expresión cambia mientras te acercás. ¿Qué hacés? [[La besás]] [[Volvés a la máquina del tiempo]] Estás en una habitación del siglo XIX. Hay una biblioteca de la que sobresale un libro. Sentís la necesidad de tirarlo al piso. Hacés lo mismo con todos los libros hasta que tirás de uno que no se cae. La biblioteca se mueve y revela un pasaje secreto. ¿Qué hacés? [[Escribir un poema]] [[Llamar la atención moviendo las manos sobre la cabeza]] ¡Un pasaje secreto en una biblioteca del siglo XIX! ¡Qué misterio! ¡Qué romántico! No pdés aguantar la oleada de inspiración que te llena el alma. Arrancás una hoja de un libro y una pluma de un tintero y con frenesí compones un hermmoso poema. Tu acción tuvo repercusiones en la línea temporal, y al volver a tu tiempo ves que todo ha cambiado. Ya no lo reconocés. ¿Qué hacés? [[Aceptar tu destino]] Hay una figura curva y bajita ccon una antorcha en el pasillo secreto. En una mano tiene una antorcha, y en la otra un cono helado. ¡Amás el helado! Llamás su atención con las manos y la figura se acerca. Te das cuenta de que la figura deforme no tenía un helado. ¡Tenía un cuchillo! ¡Cómo la pifiaste! ¿Qué hacés? [[Hacer lo correcto]] [[Preparar la cena]] Te parece que es hora de pagar por tus errores. Tocaste las cosas del pasado y sabés que es necesario pagar por tu desobediencia. Abrís los brazos y te dejás clavar el cuchillo. Esto causa una paradoja temporal, y en el sitio de tu muerte, una implosión increíble se chupa el tiempo, el espacio, la luz y la oscuridad. Implosión. Explosión. Big Bang. El inicio del universo. Junto con el cuchillo, la figura tiene una bolsa de tomates y cebollas. Encienden la luz. Zanahorias, zapallo, ajos. Estás en un almacén, lleno de vegetales. "¿Qué es esto?", preguntás. "Somos las paradojas en el tiempo", te responden. Aparecen otras figuras. Son humanos, viajeros en el tiempo que han decidido quedarse a vivir en el pasado. Decides quedarte con ellos. No te importa un carajo el futuro. Juntos, preparan un guiso. Eres feliz. La expresión seductora del cuadro es más fuerte que vos. Te acercás, y, cerrando los ojos, besás a la mujer del cuadro con pasión. Ella responde abriendo los labios y sacando los colmillos... ¡Es un weeping angel! Ha llegado tu hora. Haz tenido demasiado. No podés con la angustia. Decidís olvidar el cuadro y la planta y volver a tu lugar en el tiempo. Ser un héroe no es lo tuyo. Adiós ciencia, adiós aventuras y estrés. Te sentás en tu sillón a ver el programa de las Kardashian. Chau. Tu futuro ha cambiado. Tus sonetos son famosos, eres apreciado como el maestro de la poesía latinoamericana, los niños aprenden a recitar tus poemas en a escuela. Nadie sabe que eres tú, igual, porque no se te ocurrió firmar lo que escribiste con tu nombre real, así que, bueno, no eres millonario y sigues siendo el mismo pobre diablo que se encontró una máquina en el tiempo en un callejón. Pero bueno, por lo menos alguien aprecia tus poemas. Lástima que eso no da de comer.