<img src="http://gdurl.com/mczZ"width="250" height="300"">
Te llamas Angelika. Naciste en 1871, el mismo año en que múltiples áreas del Sacro Imperio Romano Germánico se unificaban bajo el mandato de Bismarck, naciendo así también tu país, Alemania.
Igual que Francia comenzaba a arder entonces en ansias de venganza, desde ese momento tu hermano mayor, Wim, se propuso hacerte la vida imposible por haberlo sustituido en los brazos de su madre. Se sintió destronado por ti, ardía en celos y quería la revancha. Pero acabó haciendo todo lo contrario, adorando a su hermanita; cuando vuestra madre falleció, lo primero que hizo fue dejar los estudios y ponerse a trabajar para evitar que te llevaran a un orfanato.
Encontró trabajo como camarero en el palacio donde se celebrababa la Conferencia de Berlín. Allí servía champán a los cabezas de estado de las grandes potencias, que brindaban felices al ritmo del "Coro de cazadores" de Von Weber. Entonces escuchó de primera mano cómo Africa era repartida entre varias naciones europeas, como si de una gigantesca tarta se tratara.
Cada día, mientras recogía la mesa de reuniones, quedaba embobado mirando un mapa gigante de ese exótico lugar. Años después la idea de viajar al [[continente negro]] seguía en su cabeza, y como no se la podía sacar de ahí optó por dejarse caer en ella.
<audio src="http://gdurl.com/qKPK" autoplay>
<img src="http://gdurl.com/nLrz"width="350" height="500"">
Han pasado los años y ya eres mayor para cuidar de ti misma, así que un día Wim se despide de ti entre abrazos y lágrimas y sube al primer barco mercante belga que ve en Amberes, destino al Congo.
Cada semana recibes una carta de Wim, donde te contagias de su entusiasmo explorador. Esta sensación aventurera te hace pensar en viajar a su lado y vivir en persona todas esas experiencias. ¿Qué decides?
[[Viajar a Africa]]
[[Quedarte en Europa]]
Pasan más de tres meses sin recibir ni una carta de tu hermano, así que decides ir en su búsqueda. Por eso te encuentras en el puerto de Amberes intentando comprar un billete de ida y vuelta, pero al intentar comprar el de vuelta esto es lo que te contestan: “Señorita, se dirige usted a la tumba del hombre blanco, no tengo un billete para usted. Se trata de una mera cuestión de oferta y demanda: una vez allí todos mueren de malaria o de ambición… La cuestión es que nadie vuelve, así que no vendemos billetes de vuelta”.
<img src="http://gdurl.com/dCtY"width="150" height="200"">
Consigues llegar al [[Congo]], sola y sin un billete de vuelta.
Las cartas de tu hermano siguen estimulando tus ganas de viajar, pero sientes que África no es tu destino. Como eres una apasionada de la fotografía te dedicas de pleno a ello, hasta convertirte en la retratista oficial de Guillermo II de Alemania. Eso te proporciona un gran estatus como profesional y un buen salario, pero nada de esto compensa el tener que aguantar al Kaiser; Guillermo II te parece un fatuo insoportable.
Cuando Bismarck todavía trabajaba para él, la cosa te resultaba tolerable. Había algo en el canciller que te resultaba interesante: su tesón, su decisión y su fuerza se mezclaban con una prudencia inteligente. Te gustaba retratarlo porque llenaba la fotografía con su imagen poderosa.
Pero ahora que se ha ido, decides viajar a Francia porque has oído que unos tal hermanos Lumiere han conseguido inventar la fotografía en movimiento; lo han llamado cinematograph. Así que coges el primer barco a [[París]].
Dispuesta a continuar en una huida hacia delante, tomas una barcaza camino a la casa personal de Leopoldo II, dueño de todo el área. El remite de la última carta situa allí a tu hermano. Das en el clavo, ahí está. Quedas destrozada al ver cómo yace enfermo, casi muerto, en un amago de barracón apestoso que sirve de dormitorio comunitario para más de cuarenta esclavos.
Consigues recuperarlo y llevarlo de vuelta a Alemania, donde una vez curado te relata las atrocidades que ha visto cometer al rey belga con los congoleños y con todos los recursos del país, y cómo él mismo ha sido desterrado con los “salvajes” al hacer una crítica a su gestión. Volvéis a [[casa]].
<img src="http://gdurl.com/HDhS"widt="200" height="300"">
<audio src="http://gdurl.com/yYED" autoplay>
Años después Wim sigue obsesionado con lo vivido en Africa, llegando a desarrollar un rechazo por todo lo relacionado con el imperialismo capitalista europeo.
Te echa en cara tu participación en “ese sistema inmoral” porque trabajas en un inmenso banco en el que asesoras a empresas en la formación de Cartels, Trusts y Holdings. Tú haces caso omiso a sus críticas y lo alojas con cariño en tu casa, donde vives con tu marido Helmut y tus dos hijos ya adolescentes, [[Albert]] y Sophie.
<img src="http://gdurl.com/n6lv"width="250" height="300"">
Una día de junio de 1914, mientras disfrutas con toda tu familia de una tarde soleada en un lago de Potsdam, escucháis la fatal noticia del asesinato del heredero al Imperio Austro-Húngaro a manos de un serbio llamado Gavrilo Prinzip. Percibes cómo una tensión se apodera de todo el parque, pero tú, al igual que todos los demás, optas por cambiar de tema y seguir jugando con tu hermano a las cartas.
Las semanas pasan y ni el Imperio Austriaco ni tu país, Alemania, dejan estar las cosas. La guerra comienza a una velocidad vertiginosa, aupada por los gritos fervorosos de jóvenes europeos de todos los países, deseosos de expresar su vena patriótica en el campo de batalla. Comienzas a pasar las noches en blanco, preocupada por lo peor… Hasta que finalmente sucede lo que tanto temes: tu hijo Albert se alista junto a su mejor amigo, Carsten, casi un miembro más de tu familia, y son enviados a Francia. Camino a la conquista de este país, Albert es [[herido]] en Bélgica.
<img src="http://gdurl.com/M38g"width="250" height="300"">
Al llegar a Berlín, los médicos, que ya comienzan a verse saturados por la ingente cantidad de jóvenes mutilados que los necesitan, consiguen salvarle la vida, aunque no la pierna. Albert consigue sobrevivir a la Gran Guerra mientras recibís de primera mano noticias de Carsten, que ha quedado estancado junto al río Marne y tiene que sobrevivir durante meses en unas trincheras insalubres. Un día la carta es sustituido por un telegrama: Carsten ha [[muerto]].
<img src="http://gdurl.com/Ix01"width="250" height="300"">
La tristeza que inunda vuestra casa queda oculta bajo el miedo a que llamen a filas a tu marido. Dais gracias por su acentuada miopía, que lo salva de las trincheras. Tu hermano Wim, sin embargo, no consigue salvarse y un día es convocado a la lucha. El día de su marcha encuentras una carta en su cama vacía: “No quiero ver más oscuridades en mi origen blanco, dejo Europa para volver a la luz del continente negro”. Allí morirá de malaria, años después. Llorarás su muerte escuchando el Dies Irae de Verdi, que tanto le gustaba.
<audio src="http://gdurl.com/9bgp" autoplay>
El 28 de diciembre de 1895 llegas al Salón Indio del Gran Café del Boulevard. Es una sala pequeña; los Lumieres te explican que han decidido presentar su invento en este sitio porque creen que, en caso que el público rechace su invento, el fracaso pasará inadvertido.
Eres una de las 35 personas en la sala y, como todos ellos, quedas totalmente maravillada ante lo que ves. Es la ciudad de Lyon, y los carruajes se mueven por las calles. Sientes que miles de fotografías pasan delante de tí en un segundo, y que hay algo de magía en todo eso. Sufres una especie de síndrome de Stendhal y no puedes evitar que las lágrimas resbalen por tu cara. Lo que estás presenciando es, simplemente, maravilloso.
Cada día formas parte de una creciente audiencia que no quiere perderse el espectáculo. Llegas a aprender de memoria los movimientos de cada una de las mujeres que sale de la fábrica de los hermanos Lumiere, porque el primer documental de la historia trata sobre ellos, sobre sus familias y sobre su fábrica.
Estos hermanos te tratan como a una hija y te enseñan un millón de cosas sobre el arte del cine, porque ellos también admiran tu fotografía y porque eres una gran alumna. Pero la tensión entre Francia y Alemania va en aumento. Al fin y al cabo, tu país derrotó hace nada a los galos, y Bismarck los humilló en Versalles mientras les arrebataba Alsacia y Lorena... Y tú notas ese rechazo en toda la gente que te rodea, excepto en los hermanos Lumiere. Así que decides volver a Alemania, pero cuando vas a despedirte uno de los hermanos Lumiere te da una carta de recomendación para un tal [[Georges Melies]].
Cuando llegas al taller de Georges Melies entiendes que te hayan aconsejado ir allí. Melies es un hombre extravagante al que poco le importa la política. Vivie sumergido en un mundo de fantasía que quiere proyectar en lo que será la primera película.
Arisco en un principio, te pide que le enseñes tu obra. Abres una carpeta donde guardas tus mejores fotos y le explicas todo lo que has aprendido con los Lumieres. Te mira fijamente a los ojos, parece querer hipnotizarte, y te pide que olvides todo lo que has aprendido, porque lo que váis a hacer es algo totalmente nuevo. "Vamos a hacer cine", susurra llevándose el dedo índice a los labios. Entiendes su gesto y callas, y te mantienes así, callada y obediente, durante todo el rodaje de la primera película de la historia: "Viaje a la luna".
Esto no es lo que hacen los Lumiere, esto es otra dimensión. Una vez terminada la película, Meliere te deja acercate a él por primera vez. Le das un abrazo y las gracias, y decides [[volver a Alemania]] con todo el bagaje adquirido.
De vuelta en Berlin pasas años rodeándote de los mejores artistas de la imagen, que escuchan fascinados tus historias sobre el cine. Muchos de ellos van a Francia a ser testigos de todo ello de primera mano.
Ahora sois muchos los que queréis hacer cine en Alemania, y comienzas a trabajar con los que serán los primeros grandes directores de cine del mundo: Wiene, Murnau, Pabst, Fritz Lang. Participas de sus mejores películas como encargada de fotografía, y aunque tu nombre no permanece en la historia -se añade al de otros tantos nombres de mujeres que hicieron vanguardia pero fueron olvidadas-, tu trabajo queda en todas estas obras:
[[Das Kabinet des Dr. Caligari]], de Robert Wiene
[[Nosferatu]], de F.W. Murnau
[[Metrópolis]], de Fritz Lang
[[Die Büchse der Pandora]], de G.W. Pabst
El gabinete del Dr. Caligari (1920) fue dirigida por Robert Wiene, y junto a Nosferatu conforma el gran símbolo del Expresionismo Alemán. Se utilizaron efectos exagerados e imágenes distorsionadas que aumentaban la ansiedad y la emoción en la audiencia.
<video src="http://gdurl.com/v38X" width="640" height="480">
</video>
(Abre el vídeo en una pestaña nueva)
Nosferatu (1922) fue dirigida por F.W. Murnau, y es el equivalente en el cine al grito de Munch en la pintura, por sus características expresionistas: consigue provocar en el espectador una sensación de horror.
<video src="http://gdurl.com/wyLe" width="640" height="480">
</video>
(Abre el vídeo en una pestaña nueva)
Metrópolis (1927) fue dirigida por Fritz Lang: es otra joya expresionista, en este caso con un gran mensaje político, ya que representa el clima latente en Alemania justo en el momento en el que empezaban a aparecer los modelos totalitarios (fascismo nacionalsocialismo). Retrata una ciudad imaginaria del año 2026, y cuando hoy en día vemos la películas da miedo pensar en cuántas cosas acertó Fritz Lang.
<video src="http://gdurl.com/xhEp" width="640" height="480">
</video>
(Abre el vídeo en una pestaña nueva)
La caja de Pandora(1929), de G.W.Pabst: esta fue una de las primeras películas transgresoras en el ámbito de lo sexual, junto a otro título alemán: Ekstase. En la caja de Pandora la famosa figura de Lulú representa a la mujer liberada que vuelve locos a los hombres por su negación a ser sometida a los patrones establecidos. También se intuye la primera relación lésbica del cine en el baile entre las dos protagonistas.
<video src="http://gdurl.com/iti4" width="640" height="480">
</video>
(Abre el vídeo en una pestaña nueva)