Bienvenido a “La llave y la puerta”. Pase, pase, Lady Amelia lo espera más adelante. Espero que tenga una experiencia gratificante.
Me dijo la recepcionista de pelo rojo con una sonrisa un poco desconcertante a la cual decidí no darle mucha importancia.
“¿Seguro que estoy haciendo bien?”, me pregunté a mí mismo. Quizás no debería de estar aquí. Estaba escribiendo un artículo sobre "mitología alienígena" y había visto un anuncio sobre este gabinete. Al parecer te ofrecía una experiencia nunca vista pues era capaz de conectarte con los dioses del universo, o eso es lo que decía el anuncio. Lady Amelia hacía de nexo de unión entre este mundo y el otro. Tenía 10 años de experiencia, con lo cual, a primera vista parecía fiable. Recientemente, había ascendido en la editorial de una revista sobre cultura. Para demostrar que era bueno en esto, decidí escribir sobre un tema sobre el que no se tenía mucha información.
Abrí la cortinilla de color azul y morada con reflejos brillantes, la cual emulaba una nebulosa. A primera vista ya te ponía en situacion. Sonreí levemente y entré en la modesta habitación de Lady Amelia. La pared estaba decorada con varios cuadros de criaturas extrañas. La mesa, de un color azabache intenso, sostenía una bola transparente y dos barritas de incienso colocadas en dos extremos. Lady Amelia, que no debía superar los 45 años, me saludó estrechándome la mano.
-Siéntate, tranquilo.-Me dijo la mujer con la misma sonrisa desconcertante que la recepcionista. -No tengas miedo. Cuéntame, ¿por qué has venido aquí?
[[-Soy periodista de una revista de cultura. Estoy escribiendo un artículo sobre “Mitología alienígena” y necesito material. He visto su consulta en un anuncio y me ha parecido interesante. ¿Podría hacerle unas preguntas?]]
[[-Quería tener una experiencia…mmmm…digamos…única. He visto su anuncio y es justamente lo que necesito. ¿Podría ayudarme?]]
-¿Un periodista? Bueno, señor, no tengo tiempo para preguntas ahora. Espero que comprenda que estoy haciendo mi trabajo. Si ha pedido consulta es para tener una experiencia, no para hacer preguntas.
La mujer tenía razón. Ya que estaba aquí, quizás debería de aprovechar y tener esa "experiencia" que prometía. Quizás lograra sacar algo.
[[-Está bien…quiero tener esa experiencia]]
-Perfecto. Vamos a comenzar el ritual.
La mujer se puso a acariciar la bola transparente y a imbuirle energía o eso parecía ya que hacía fuerza con las manos. Decía algo en voz baja, pero no era capaz de saber lo que decía. Parecía un idioma raro. A continuación, cogió los dos inciensos y me los pasó por todo el cuerpo recitando esas palabras. Me hizo un círculo en la frente, y de repente, empecé a ver que la bola dejaba de ser transparente y que una neblina aparecía en su superficie.
[[-¿Qué está pasando?]]
[[-No quiero continuar con el ritual. (Levantarse y dirigirse hacia la entrada)]]
-Perfecto. Vamos a comenzar el ritual.
La mujer se puso a acariciar la bola transparente y a imbuirle energía o eso parecía ya que hacía fuerza con las manos. Decía algo en voz baja, pero no era capaz de saber lo que decía. Parecía un idioma raro. A continuación, cogió los dos inciensos y me los pasó por todo el cuerpo recitando esas palabras. Me hizo un círculo en la frente, y de repente, empecé a ver que la bola dejaba de ser transparente y que una neblina aparecía en su superficie.
[[-¿Qué está pasando?]]
[[-No quiero continuar con el ritual. (Levantarse y dirigirse hacia la entrada)]]
-No te preocupes. Estoy invocando a Yog Sothoth para que te dé la bienvenida. Él es la llave y la puerta. El abridor del camino. El padrino de esta consulta. ¿No te has dado cuenta?
-¿Darme cuenta? –Era cierto. El nombre del gabinete de Lady Amelia se llamaba “La llave y la puerta”, pero no entendía que un monstruo pudiera ser el padrino de una consulta. Tenía ganas de marcharme de aquí. Esto era una locura y había sido una mala idea.
Me levanté del asiento pero antes de dar un paso, la mujer me lanzó unos polvos al rostro mientras se reía.
-No seas maleducado y dale la bienvenida a Yog Sothoth.
[[(Sentí un hormigueo por mi espina dorsal y mi visión se volvió difusa)]]
-No puedes irte.-Dijo en tono suave sin dejar de sonreírme- Hemos abierto la puerta y es de mala educación no entrar. Has venido aquí para algo, ¿no? Termina lo que has empezado.
Como si sus palabras hubieran taladrado mi cerebro, me di la media vuelta y me senté en mi asiento. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero ella tenía razón. Había venido para algo. No podía dejar esto a medias. Además no creo que durase más de una hora. Asentiría a todas las chorradas que me iba a decir y después me marcharía para no volver nunca más.
[[-Y bien…¿Cuál es el siguiente paso?]]
La neblina difuminó mi visión por unos segundos y después fue desapareciendo poco a poco.
Me encontraba en una habitación oscura iluminada por un resplandeciente foco de luz unidireccional. Por alguna extraña razón, había abandonado la consulta de Lady Amelia. Di unos pasos hacia el frente y escuché un ruido detrás de mí. Nada más girarme un enorme monstruo deforme me miraba sin pestañear. Era como una enorme masa de tentáculos formado por burbujas brillantes.
-Esto no es real.-Me dije a mí mismo.-Esto no puede ser real. Seguro que me han drogado. Estoy soñando.
El monstruo levantó uno de sus tentáculos como si fuera a cogerme. Tenía miedo. Un miedo irracional como nunca lo había tenido. Intuía que era un sueño pero todo parecía tan real.
[[(Echar a correr)]]
[[-¿Quién eres?]]
-Estoy invocando a Yog Sothoth para que te dé la bienvenida. Él es la llave y la puerta. El abridor del camino. El padrino de esta consulta. ¿No te has dado cuenta?
-¿Darme cuenta? –Era cierto. El nombre del gabinete de Lady Amelia se llamaba “La llave y la puerta”, pero no entendía que un monstruo pudiera ser el padrino de una consulta. Tenía ganas de marcharme de aquí. Esto era una locura y había sido una mala idea.
Me levanté del asiento pero antes de dar un paso, la mujer me lanzó unos polvos al rostro mientras se reía.
-No seas maleducado y dale la bienvenida a Yog Sothoth.
[[(Sentí un hormigueo por mi espina dorsal y mi visión se volvió difusa)]]
Giré sobre mis talones y eché a correr en sentido contrario al monstruo. Sabía que no iría muy lejos ya que estaba rodeado de oscuridad y el foco de luz parecía no moverse. Mis piernas empezaron a pesarme y poco a poco me derrumbé en el suelo. Miré de soslayo hacia atrás y la criatura había desaparecido.
El suelo comenzó a rajarse y caí…y caí…y seguí cayendo a la [[(nada)]]
-¿Quién eres? –Pregunté con timidez. No sabía de donde había sacado esa fuerza pero si era un sueño no tenía nada que temer.
La criatura ni siquiera se inmutó. Se quedó unos segundos mirándome atentamente y después, como si fuera un espejismo, comenzó a desvanecerse. Al mismo tiempo que la abominación desaparecía, el suelo comenzó a rajarse y caí…y caí…y seguí cayendo a la [[(nada)]]
Quedé suspendido unos segundos en el aire, antes de que mis pies tocaran tierra. Empecé a sudar y mi respiración se aceleró. ¿Dónde estaba? ¿Era esto realmente un sueño? ¿O era locura?
La tierra era de color rojizo igual que nuestro planeta vecino. Nunca había visto al sol tan cerca de la superficie como lo estaba viendo ahora. Y a pesar de ello no me quemaba. La temperatura no era ni fría ni caliente. Anduve hacia adelante con la esperanza de encontrar algo.
Escalé unas dunas y más adelante observé un campamento. Corrí hacia allí en busca de vida humana y me encontré un panorama desolador: cinco personas miraban tres cadenas de gente atadas con grilletes mientras trabajaban cavando un hoyo en la rojiza arena.
Por desgracia, no pude evitar ser visto.
Y se dirigían hacia mi...
[[(Echar a correr) ]]
[[ (Pelear contra ellos) ]]
Di un paso para atrás y corrí en la dirección por la que había venido. Pronto, me vi atrapado por una cuerda y caí al suelo con un golpe seco, por suerte no me hice daño gracias a la suave arena de la duna. El que parecía mayor me había atrapado con un látigo que llevaba en la cadera y con el que, al parecer, usaba contra aquellos esclavos. Desde aquella posición pude observar al resto de sus compañeros. Su anatomía era igual que la mía pero iban vestidos con una falda corta de lino sujetada con un cinturón. Los hombros estaban cubiertos por un enorme collar decorado con jeroglíficos egipcios. Esto a cuanto los varones. Las dos mujeres vestían largos vestidos semi transparentes y llevaban rastas ornamentadas con anillos de oro. ¿Qué era todo esto?
-¡Soltadme! –Exclamé en mi idioma sabiendo que no me iban a entender.
Los cinco se miraron unos a otros. Uno de ellos sacó unas esposas y me las colocó en las muñecas. Me levantaron lentamente y me dieron un empujón.
[[ -¿Qué queréis de mí?]]
Me abalancé contra el que tenía en frente lanzándole un puñetazo. El resto, me empujó al suelo y una de las mujeres me amenazó con un bastón que portaba en su mano izquierda. Desde el suelo pude observar al resto de sus compañeros. Su anatomía era igual que la mía pero iban vestidos con una falda corta de lino sujetada con un cinturón. Los hombros estaban cubiertos por un enorme collar decorado con jeroglíficos egipcios. Esto a cuanto los varones. Las dos mujeres vestían largos vestidos semi transparentes y llevaban rastas ornamentadas con anillos de oro. Sentí como los esclavos habían dejado de trabajar y me observaban con curiosidad.
Los cinco se miraron unos a otros y fueron a por mí. Uno sacó unas esposas y me las colocó en las muñecas. Me levantaron lentamente y me dieron un empujón.
Los esclavos habían dejado de observabar y se habían puesto a trabajar. Miré de reojo a mis captores y después a los grilletes. Ya sabía cuál iba a ser mi [[destino.]]
-Queremos que trabajes. Él necesita un templo.-Me respondió el que parecía el más joven de todos.
Sorprendido me sentí al ver que hablaban mi idioma. Entonces…esto sí que podía ser un sueño ya que si fuera real no serían capaces de comunicarse conmigo, ¿no? Cerré los ojos y pensé en despertarme. El sonido de un chasquido me sobrecogió haciendo que abriera mis párpados.
-No hay tiempo para dormir.- Replicó una de las mujeres.- ¡A trabajar!
Fui empujado hacia la zanja con el resto de esclavos. Un leve rugido me sobrecogió y alcé la mirada para ver a dos perros medio esqueléticos con los ojos azabache como la inmensidad de un agujero negro.
-Uhgln´na yuh´wbty qrtch inra´wle hvcrtha´j –Habló el mayor de ellos a los perros. Estos rugieron una vez más y se desvanecieron en humo del mismo color que la nebulosa.
-Ponte a trabajar y no hables de esto.-Me susurró una de las chicas esclavas que estaba delante de mí señalándome con la mirada la pala que tenía a mi izquierda.
[[ -¿Qué está pasando?]]
[[ -Yo no debería estar aquí. Ayúdame.]]
Fui empujado hacia la zanja con el resto de esclavos. Un leve rugido me sobrecogió y alcé la mirada para ver a dos perros medio esqueléticos con los ojos azabache como la inmensidad de un agujero negro.
-Uhgln´na yuh´wbty qrtch inra´wle hvcrtha´j –Habló el mayor de ellos a los perros. Estos rugieron una vez más y se desvanecieron en humo del mismo color que la nebulosa.
-Ponte a trabajar y no hables.-Expresó una de las mujeres con aire de soberbia.
Cogí la pala que tenía a mi izquierda y empecé a cavar.
[[(Seguir cavando)]]
[[(Hablar con la esclava que tengo delante)]]
La chica me miró de soslayo unos segundos y después a los lados cerciorándose de que no nos estaban observando.
-Nos tienen prohibido hablar mientras trabajamos. Este no es el momento.
-Al menos dime cómo te llamas.-Repliqué mirando para los lados como ella.
Los dueños del lugar estaban comunicándose entre ellos. De momento no se fijaban en nosotros.
Como si mi voz hubiera sido silenciada, la muchacha seguía cavando ajena a mi pregunta.
.
-¿Para quién cavamos?
La chica me miró con cara de pocos amigos y después observó a los dueños que se dirigían hacia nosotros.
-¡Cavad! –Gritó el mayor pegándonos un latigazo en la espalda.
La chica refunfuñó y volvió a mirarme mal. Atravesó impetuosamente la carmesí arena con su pala y siguió con el trabajo sin volver a dirigirme la palabra ni la mirada. Cogí mi pala e imité a la contraria. Me fijé en las tres hileras de diez personas que éramos. Todos cavando zanjas. Cada vez entendía menos mi situación. Lady Amelie me había inducido a un sueño profundo del que parecía no poder despertarme. Un sudor frío recorrió mi frente. Esto era tan real. ¿Había sido Yog Sothot el monstruo que me había encontrado en aquella habitación oscura? ¿Pero qué papel tenía en todo esto? ¿Estábamos en Marte? Pero de ser así, ¿por qué podía respirar? Tenía tantas preguntas…y nadie que me las pudiese responder.
[[Bueno…en fin…no me quedaba otra que seguir cavando]]
-Ni yo.-Me respondió ella sin levantar la mirada.
-¿Te pasó lo mismo que a mí?
Como si mi voz hubiera sido silenciada, la muchacha seguía cavando ajena a mi pregunta.
-¿Para quién cavamos?
La chica me miró con cara de pocos amigos y después observó a los dueños que se dirigían hacia nosotros.
-¡Cavad! –Gritó el mayor pegándonos un latigazo en la espalda.
La chica refunfuñó y volvió a mirarme mal. Atravesó impetuosamente la carmesí arena con su pala y siguió con el trabajo sin volver a dirigirme la palabra ni la mirada. Cogí mi pala e imité a la contraria. Me fijé en las tres hileras de diez personas que éramos. Todos cavando zanjas. Cada vez entendía menos mi situación. Lady Amelie me había inducido a un sueño profundo del que parecía no poder despertarme. Un sudor frío recorrió mi frente. Esto era tan real. ¿Había sido Yog Sothot el monstruo que me había encontrado en aquella habitación oscura? ¿Pero qué papel tenía en todo esto? ¿Estábamos en Marte? Pero de ser así, ¿por qué podía respirar? Tenía tantas preguntas…y nadie que me las pudiese responder.
[[Bueno…en fin…no me quedaba otra que seguir cavando]]
Atravesé la carmesí arena con la pala imitando el trabajo de la muchacha. Me fijé en las tres hileras de diez personas que cavaban sin cesar una zanja. ¿Qué se iba a construir aquí? ¿Para quién? Cada vez entendía menos mi situación. Lady Amelie me había inducido a un sueño profundo del que parecía no poder despertarme. Un sudor frío recorrió mi frente. Esto era tan real. ¿Había sido Yog Sothot el monstruo que me había encontrado en aquella habitación oscura? ¿Pero qué papel tenía en todo esto? ¿Estábamos en Marte? Pero de ser así, ¿por qué podía respirar? Tenía tantas preguntas…y nadie que me las pudiese responder. Observé a la chica de delante y tras pensarlo unos segundos decidí hablarle.
-Hola… ¿Cómo te llamas? –Pregunté tímidamente.
La chica me miró de soslayo.
-Nos tienen prohibido hablar mientras trabajamos. Este no es el momento.
-Al menos dime cómo te llamas, por favor.-Repliqué mirando para los lados como ella. Los dueños del lugar estaban comunicándose entre ellos. De momento no se fijaban en nosotros.
Como si mi voz hubiera sido silenciada, la muchacha seguía cavando ajena a mi pregunta.
-¿Para quién cavamos?
La chica me miró con cara de pocos amigos y después observó a los dueños que se dirigían hacia nosotros.
-¡Cavad! –Gritó el mayor pegándonos un latigazo en la espalda.
La chica refunfuñó y volvió a mirarme mal. Atravesó impetuosamente la carmesí arena con su pala y siguió con el trabajo sin volver a dirigirme la palabra ni la mirada.
[[Bueno…en fin…no me quedaba otra que seguir cavando]]
-Hola… ¿Cómo te llamas? –Pregunté tímidamente.
La chica me miró de soslayo.
-Nos tienen prohibido hablar mientras trabajamos. Este no es el momento.
-Al menos dime cómo te llamas, por favor.-Repliqué mirando para los lados como ella. Los dueños del lugar estaban comunicándose entre ellos. De momento no se fijaban en nosotros.
Como si mi voz hubiera sido silenciada, la muchacha seguía cavando ajena a mi pregunta.
-¿Para quién cavamos?
La chica me miró con cara de pocos amigos y después observó a los dueños que se dirigían hacia nosotros.
-¡Cavad! –Gritó el mayor pegándonos un latigazo en la espalda.
La chica refunfuñó y volvió a mirarme mal. Atravesó impetuosamente la carmesí arena con su pala y siguió con el trabajo sin volver a dirigirme la palabra ni la mirada. Cogí mi pala e imité a la contraria. Me fijé en las tres hileras de diez personas que éramos. Todos cavando zanjas. Cada vez entendía menos mi situación. Lady Amelie me había inducido a un sueño profundo del que parecía no poder despertarme. Un sudor frío recorrió mi frente. Esto era tan real. ¿Había sido Yog Sothot el monstruo que me había encontrado en aquella habitación oscura? ¿Pero qué papel tenía en todo esto? ¿Estábamos en Marte? Pero de ser así, ¿por qué podía respirar? Tenía tantas preguntas…y nadie que me las pudiese responder.
[[Bueno…en fin…no me quedaba otra que seguir cavando]]
Seguimos cavando hasta que la luz de la estrella tan parecida a nuestro sol se fue ocultando por el horizonte y la oscuridad, poco a poco, se fue cerniendo sobre nuestra piel. Una hilera de astros parecidos a nuestra luna empezaron a formar un collar en el cielo anunciando que la noche se aproximaba. Los jefes nos ordenaron que dejáramos el trabajo y que fuéramos a descansar para prepararnos para el día siguiente.
La chica de delante ya no me miraba cabreada si no que en su lugar mostraba un rostro más relajado. Me hizo una señal para que la siguiera y andamos hacia unas tiendas de cabaña aterciopeladas iluminadas por la densa luz de un candil verdoso.
-¿Cómo te llamas? –Me preguntó ella sentándose en el suelo y ofreciéndome un plato de comida que repartían dos personas vestidas casi iguales que los jefes de la obra.
-Me llamo José.-Respondí asombrado por el repentino cambio de humor de la chica.-¿Qué es esto? -Señalé el plato.
-No preguntes. Es comestible y no te vas a morir.-Me respondió ella pegándole un bocado a algo que se asemejaba a una pata de pollo.
[[-¿Cómo te llamas?]]
-Noia.-Respondió ella.-Oye, antes no podíamos hablar y eso. Pero ahora sí. Es nuestro momento de descanso. ¿De dónde vienes?
-De la tierra. Quiero decir…del consultorio de Lady Amelia. Bueno…yo estaba allí pero hizo una especie de ritual y ahora estoy aquí.
-¡No me cuentes más! A mí me pasó lo mismo. El problema es que no sé cuánto tiempo llevo aquí. Imagino que tú llevarás unos días…
-Y ni siquiera.-Le respondí resoplando.
-En la tierra seguro que unos días. El tiempo funciona de otra manera en este mundo. Ojalá pudiera decirte donde estamos pero ellos ni siquiera nos lo han dicho.
[[-¿Cómo llegaste aquí?]]
[[-¿Has trabajado en otros templos?]]
Noia se acomodó en el suelo y carraspeó dispuesta a contarme una interesante historia.
-Bien. Todo empieza conmigo cuando estudiaba en la facultad. Soy estudiante de filología hispánica o lo era…da igual. El caso es que a mi siempre me ha gustado saber de muchos temas y en clase de mitología nos hablaron de la mitología alienígena o cósmica. Nos hablaron de la cantidad de dioses que había. Que si dioses exteriores, primigenios, menores, razas mayores, menores…una retahíla de cosas que para mí era un mundo nuevo que descubrir. Pues imagínate… Estaba dispuesta a hacer lo que fuera por más información.
Aproveché el parón para darle mi primer bocado a esa comida tan rara que a pesar de su apariencia, el sabor era otro cantar. Como Noia me había dicho, era comestible, no era la mejor comida del mundo pero al menos podía catarla. Noia y yo eramos unas personas hambrientas de saber. Lo cual, era lógico, que hubiera acabado como yo.
-Resulta que encontré un anuncio de la consulta de Lady Amelia en el tablón de anuncios de la facultad. Así que hazte una idea. El resto es historia.-Noia terminó su charla y echó la cabeza para detrás, descansando un poco.- ¿Alguna pregunta más?
[[-Me contaste que llevas un tiempo aquí pero no sabes cuánto. ¿Has construido otro templo antes?]]
-Mi llegada a este planeta, que yo lo llamo Marte 2, porque, bueno, es evidente, ¿no? Fue algo peculiar. Caí en estas casas de tela, parecidas a nuestras tiendas de campaña excepto por el interior. Fui apresada por los Annunaki. Si, ya sé que deberían ser mesopotámicos pero a veces, la línea que separa Mesopotamia del Antiguo Egipto no es muy grande. Y se dice que los Annunaki eran extraterrestres así que…bueno…da igual. Nada más caer, fui apresada por el mayor, este, al igual que hicieron contigo, me mandó directamente a la pila a trabajar. Estábamos en un lugar rodeado de lagos cristalinos. Era un paisaje precioso no como el suroeste de Marte 2. Levantamos un templo en honor a Bastet. Era parecido a los templos del antiguo Egipto, excepto que la piedra era ónix. Un templo entero de ónix. Imagínate. ¿De dónde habrán sacado ese material en un planeta como este?
-No lo sé.-Dije mirando hacia todos lados. Era cierto que la tierra no era propicia para ese tipo de mineral. Pero quizás, el interior del planeta guardara muchos secretos.- ¿Y exactamente, cómo llegaste aquí? [[¿Cómo te enteraste de la existencia de Lady Amelia?]]
-Mi llegada a este planeta, que yo lo llamo Marte 2, porque, bueno, es evidente, ¿no? Fue algo peculiar. Caí en estas casas de tela, parecidas a nuestras tiendas de campaña excepto por el interior, del cielo. Fui apresada por los Annunaki. Si, ya sé que deberían ser mesopotámicos pero a veces, la línea que separa Mesopotamia del Antiguo Egipto no es muy grande. Y se dice que los Annunaki eran extraterrestres así que…bueno…da igual. Nada más caer, fui apresada por el mayor, este, al igual que hicieron contigo, me mandó directamente a la pila a trabajar. Estábamos en un lugar rodeado de lagos cristalinos. Era un paisaje precioso no como el suroeste de Marte 2. Levantamos un templo en honor a Bastet. Era parecido a los templos del antiguo Egipto, excepto que la piedra era ónix. Un templo entero de ónix. Imagínate. ¿De dónde habrán sacado ese material en un planeta como este?
-No lo sé.-Dije mirando hacia todos lados. Era cierto que la tierra no era propicia para ese tipo de mineral. Pero quizás, el interior del planeta guardara muchos secretos...
Levanté la mirada hacia la izquierda del campamento. Los Annunaki, como ella los llamaba, estaban mandando a dormir a la gente que se había quedado fuera de las tiendas de campaña. Noia me cogió del brazo y me hizo una señal para que entráramos dentro. [[Lo que allí había me dejó maravillado]]El interior no era una tienda de campaña normal si no que parecía estar construida sobre un hotel. Un hotel que conectaba al resto del campamento y la gente se distribuía en torno a las habitaciones.
-Esa habitación de allí está vacía.-Me señaló ella.-La mía es la que está en la primera planta al lado de la escalera. La 111, creo.
Me dirigí hacia la que me había señalado y respiré aliviadamente porque me había tocado en la planta baja. No me gustaban las alturas.
-¿Y la llave? –Pregunté a una desaparecida Noia pues ya había subido las escaleras. Miré hacia el pomo de la puerta y me encontré una llave dorada. Vaya...juraría que antes no estaba. Levanté los hombros hacia arriba y empujé la puerta. Encendí la luz para contemplar la habitación. Había una humilde cama con sábanas blancas y limpias. Una mesita de noche y una mesa de escritorio sin silla. Las ventanas reflejaban la negrura más absoluta. Me dirigí hacia ellas y toqué uno de los cristales, como si este gesto hubiera sido el botón de encender de un móvil, la ventana se cambió a un paisaje más verdoso, como si de repente me hubiera transportado a mi querida tierra. Volví a acariciar el cristal y este se cambió al interior de un océano. Una ballena me observaba desde la lejanía y un banco de peces atravesaba la pantalla ajenos a mi mirada. Decidí dejarlo así ya que el paisaje submarino me relajaba.
Me quedé sentado en la cama reflexionando por todo lo que había vivido. Seguro que los jefes ya se habían ido a dormir. No sabía si quedarme más era una buena idea. No sabía lo que había afuera. ¿Habría algún portal para volver a la tierra? Quizás era una gran oportunidad para escapar o quizás no. Quizás tendría consecuencias. Pero lo que estaba claro es que era ahora o nunca. No sabía qué hacer.
[[Marcharse]]
[[Quedarse]]
Noia se acomodó en el suelo y carraspeó dispuesta a contarme una interesante historia.
-Bien. Todo empieza conmigo cuando estudiaba en la facultad. Soy estudiante de filología hispánica o lo era…da igual. El caso es que a mi siempre me ha gustado saber de muchos temas y en clase de mitología nos hablaron de la mitología alienígena o cósmica. Nos hablaron de la cantidad de dioses que había. Que si dioses exteriores, primigenios, menores, razas mayores, menores…una retahíla de cosas que para mí era un mundo nuevo que descubrir. Pues imagínate…Estaba dispuesta a hacer lo que fuera por más información.
Aproveché el parón para darle mi primer bocado a esa comida tan rara que a pesar de su apariencia, el sabor era otro cantar. Como Noia me había dicho, era comestible, no era la mejor comida del mundo pero al menos podía catarla. Noia y yo eramos unas personas hambrientas de saber. Lo cual, era lógico, que hubiera acabado como yo.
-Resulta que…encontré un anuncio de la consulta de Lady Amelia en el tablón de anuncios de la facultad. Así que hazte una idea. El resto es historia.-Noia terminó su charla y echó la cabeza para detrás, descansando un poco.- ¿Alguna pregunta más?
Negué con la cabeza dos veces. Sobre ella no, sobre este planeta, sí tenía muchas preguntas. Levanté la mirada hacia la izquierda del campamento. Los Annunaki, como ella los llamaba, estaban mandando a dormir a la gente que se había quedado fuera de las tiendas de campaña. Noia me cogió del brazo y me hizo una señal para que entráramos dentro. [[Lo que allí había me dejó maravillado]]Ahora o nunca. Ahora o nunca. Me levanté de un golpe de la cama y caminé hacia la puerta sin mirar atrás. Pues sabía que si lo hacía era posible que me arrepintiese. No sabía de los peligros de afuera. No sabía si nos iban a pillar. No sabía, siquiera, si esto era buena idea. Llamé a la puerta de Noia, la 111, tal y como me había dicho. Silencio. ¿Seguro que no me había mentido? Al rato escuché el ruido de un cerrojo. Lentamente, la puerta se abrió.
-¿Qué haces aquí? –Me preguntó incrédula.
-Vámonos.-Le respondí de sopetón.
La chica me agarró del brazo y me llevó hacia el interior de su habitación. El cuarto no se diferenciaba mucho del mío excepto que tenía un armario y había varios papeles por el suelo.
-¿Estás loco? ¿Sabes que si nos descubren nos van a matar? No sería la primera vez. No tienen piedad, ya los he visto.
-Ahora mismo tendríamos muchas probabilidades de éxito. Están durmiendo no se enterarían…
-La verdad que nadie lo ha intentado de noche.-Mencionó la chica.-Pero no puedo arriesgarme. Ya me he arriesgado demasiado y no siempre sale bien todo. Y créeme que soy la primera que se aventura a algo. Pero nunca pongo mi vida en riesgo y creo que esta vez es una de ellas. Lo siento, José pero no puedo acompañarte.
[[-No quiero poner tu vida en riesgo por una idea que haya tenido yo. No sé cuál es la probabilidad de que nos acaben pillando así que es mejor que me vaya solo.]]
[[-Si te quedas aquí podrías perder la única oportunidad que tienes de escapar, Noia. Hay probabilidad de fracaso, sí, pero también hay probabilidad de éxito. Tú eliges donde quieres estar.]]
Había sido la opción más sensata, desde luego. Seguro que me matarían si intentaba huir de ellos. Me tumbé en la cama y cerré los ojos.
No sabía cuánto tiempo había dormido pero fui despertado por el sonido de la puerta.
-¿Estás despierto? –Me preguntó Noia.-Ya es de día. Hay que trabajar.
-¿Trabajar? –Repliqué medio dormido.
Me levanté con pereza y salí del hotel-tienda de campaña. Afuera estaban dando de desayunar una especie de pan negro con reflejos de diamantes.
-Está bueno. Tranquilo. Esto no te va a matar. Al contrario te va a dar mucha energía.
Probé un trozo y tal como ella había dicho no estaba mal. Era comestible igual que la comida de ayer pero prefería un desayuno normal. ¿A esto me tenía que acostumbrar? ¿Alguna vez saldría de aquí? ¿Seguro que había elegido la opción correcta?
Noia me pasó mi pala y me puse a cavar como todo el mundo. Los Annunaki nos miraban atentamente mientras algunos hablaban sobre algo en su idioma.
¿Me iba a pasar el resto de mi vida cavando? ¿No debería haber huido? Miré hacia el frente unos segundos y pude comprobar cómo la chica trabajaba a un ritmo mayor que el mío…incluso podía decirse que sobrenatural. Me incorporé para observar que sólo cuatro más cavaban a ese ritmo. ¿Por qué? ¿Por qué ellos eran distintos al resto? Apreté los labios. Noia me había dicho que trabajando no se hablaba pero mi curiosidad no paraba de crecer. No recordaba que al principio ella hiciera eso.
[[(Preguntar)]]
[[(Mejor no hacerlo)]]
Noia afirmó con la cabeza agachada y después me despedí de ella. Bajé las escaleras y salí de la tienda de campaña dispuesto a iniciar la aventura en solitario. No sabía qué peligros me esperaban afuera, no sabía siquiera si iba a tener éxito pero lo que estaba claro es que jamás volvería a este sitio.
Observé a ambos lados en el exterior. Hacia la izquierda, había un camino de tiendas y probablemente en una de ellas estuvieran los Annunaki. Al final había un pequeño montículo. En cambio, hacia la derecha, no había más tiendas de campaña pero era todo llano. ¿Cuál camino debía escoger?
[[Hacia la izquierda.]]
[[Hacia la derecha.]]
-Eres un maldito.-Replicó ella dándome un empujón y poniéndose a recoger su ropa.-Creía que había dejado atrás mi época de aventurera pero me has metido el gusanillo en el cuerpo y un ratoncillo de biblioteca como yo es difícil no caer ante la tentación de un queso mayor. ¿Puedes darte la vuelta? Quiero ponerme la ropa.
Sin añadir nada más, me di la vuelta y sonreí. Ella había pasado más tiempo en el planeta con lo que las probabilidades de éxito eran mayores.
Noia cerró lentamente la puerta y bajamos las escaleras. Salimos de la tienda de campaña y observamos a ambos lados. Hacia la izquierda, seguíamos un camino de tiendas y probablemente en una de ellas estuvieran los Annunaki. Al final había un pequeño montículo. En cambio, hacia la derecha, no había más tiendas de campaña pero era todo llano. ¿Qué camino era mejor?
[[Izquierda]]
[[Derecha]]
Caminamos lentamente hacia la izquierda, teniendo cuidado de que nuestros pasos no emitieran sonido alguno. Con suerte llegamos al montículo y observamos el paisaje. Este no era muy diferente si hubiéramos escogido el camino de la derecha, pues a partir de aquí, todo era llano.
-Sígueme.-Dijo la chica.-Ya sé dónde estamos y dónde podemos ir.
Recorrimos unos kilómetros hacia adelante hasta que dimos con un templo. El perímetro estaba rodeado de lagos cristalinos.
Una gran escultura de la diosa Bastet coronaba el centro de la escalinata hacia el interior del edificio. Este estaba hecho de ónix. Me acordé que ella me había hablado de ese material así que posiblemente fuera el primer templo que habían construido.
-Vamos hacia el interior.-Me señaló subiendo las escalinatas.
Giré sobre mis tobillos y [[caminé tras ella.]]
No tuvimos ningún problema en salir del campamento ni en preocuparnos de que nuestras pisadas fueran silenciosas. Anduvimos unos kilómetros y llegamos a un sitio que formaba una hilera de montañas.
-Sígueme.-Dijo la chica.-Ya sé dónde estamos y dónde podemos ir.
Recorrimos unos kilómetros hacia adelante hasta que dimos con un templo. El perímetro estaba rodeado de lagos cristalinos.
Una gran escultura de la diosa Bastet coronaba el centro de la escalinata hacia el interior del edificio. Este estaba hecho de ónix. Me acordé que ella me había hablado de ese material así que posiblemente fuera el primer templo que habían construido.
-Vamos hacia el interior.-Me señaló subiendo las escalinatas.
Giré sobre mis tobillos y [[caminé tras ella.]]
Llegamos al sancta sanctorum siguiendo un camino de pequeñas hogueras a los laterales del pasillo. Otra escultura de la diosa se alzaba ante nuestra mirada, pero hay había algo particular en ella. Toda su estructura brillaba de forma intensa formando una nebulosa en su cuerpo. Las paredes de la habitación, en cambio, no estaban decoradas, centrando así la atención en la escultura principal.
-Si no recuerdo mal. Creo que era de esta manera.-Enunció Noia buscando algo en la cara interna de la estatua.
Bastet se movió hacia un lado dejando entrever una cámara secreta.
-¿Cómo sabías eso?-Pregunté incrédulo.
-Recuerda que estuve trabajando aquí.-Me respondió ella sonriendo mientras bajaba hacia el piso inferior.
El piso inferior estaba helado. Era increíble cómo había cambiado el paisaje en un segundo. Pequeños riachuelos congelados se juntaban unos con otros bajo nuestros pies, mientras nosotros caminábamos por una estrecha pasarela. No parecía tener final.
[[-Noia, esto no me da buena espina. ¿Por qué no volvemos y buscamos otra alternativa?]]
[[(Seguir caminando)]]
-¡No! –Me gritó ella cogiéndome del brazo violentamente.- No podemos echarnos para atrás. Tú me has metido en esto y vamos a salir de aquí. Sin excusas.
Ella tenía razón. Yo la había metido en la aventura. Pero sentía miedo. Miedo ante lo desconocido. Miedo a sentirme atrapado en un lugar sin final. Me crucé de brazos intentado darme todo el calor posible y seguí hacia adelante confiando en que ella supiera la salida.
Noia caminaba como si el frío apenas le afectara. Se la veía muy decidida. Y eso que en un principio el osado había sido yo.
-Mira.-Indicó ella señalando hacia un pequeño agujero de luz.-Todo esfuerzo merece la pena.
Llegamos hasta la superficie poco a poco. La carmesí arena rozó la palma de nuestras manos, de nuevo. Creía que sólo habíamos atajado, pero, finalmente al incorporarme pude observar un paisaje ligeramente diferente al anterior. No había indicios del collar de lunas por ninguna parte. Ni de los lagos crsitalinos. El suelo se cortaba unos metros más hacia el frente dando lugar a un infinito precipicio. Pero más allá del precipicio, existía una isla coronada por una enorme y fina torre con dos especies de cuernos en sus laterales. En lo alto, parecía reposar [[una casa.]]
Como si el frío no la afectara, Noia seguía caminando por aquel insólito lugar, decidida, segura de sí misma. Todo lo contrario a cómo me sentía yo mismo. El frío se colaba por mis huesos y así también lo hacía el miedo. Miedo ante lo desconocido. Miedo a sentirme atrapado en un lugar sin final. Me crucé de brazos intentado darme todo el calor posible y seguí hacia adelante confiando en que ella supiera la salida.
-¿Cómo puedes estar tan segura? –Pregunté entre balbuceos.
-¿No querías esto? Fue idea tuya. Ahora no existen las excusas.-Me contestó ella sin siquiera mirarme a los ojos.
Y lo peor de todo es que tenía razón. No podía echarme para atrás. Debía continuar, me gustara o no. Teníamos que salir de este planeta y de esta “realidad”
-Mira.-Indicó ella señalando hacia un pequeño agujero de luz.-Todo esfuerzo merece la pena.
Llegamos hasta la superficie poco a poco. La carmesí arena rozó la palma de nuestras manos, de nuevo. Creía que sólo habíamos atajado, pero, finalmente al incorporarme pude observar un paisaje ligeramente diferente al anterior. No había indicios del collar de lunas por ninguna parte ni de los lagos cristalinos. El suelo se cortaba unos metros más hacia el frente dando lugar a un infinito precipicio. Pero más allá del precipicio, existía una isla coronada por una enorme y fina torre con dos especies de cuernos en sus laterales. En lo alto, parecía reposar [[una casa.]]
-¿Qué hacemos ahora? –Pregunté desesperado.-Creía que conocías el camino.
-Yo no conocía el camino en ningún momento. ¿En serio creíste que yo tenía la solución?
Volví a sentir miedo. Miedo irracional, miedo a lo desconocido de nuevo. Caminé hacia el precipicio y observé su no-existente fondo. No sabía qué hacer. Esto era una completa locura. Ya no tenía la fortaleza del principio. Quería salir de allí…de alguna manera.
El mayor de los Annunakis se materializó ante nuestros ojos. Portaba una lanza terminada en un afilado cuchillo.
-Ya sabéis lo que le espera a quienes incumplen nuestras órdenes.-Dijo en nuestro idioma.
-Perdónanos, por favor, Osiris. Sabías que no íbamos a llegar muy lejos. Esto no tiene salida. Volveremos con vosotros. Seguiremos construyendo el templo.-Rogó Noia hacia la figura mayor.
Cada vez entendía menos ¿Por qué decía que no había salida? ¿Cómo sabía el nombre de uno de ellos? Creía que tenían prohibido hablar. ¿Noia me había ocultado algo?
Ella corrió hacia el precipicio pero antes de que pusiera un pie sobre él, comenzó a retorcerse de dolor. Vomitó un charco de sangre del cual salió un gusano. El bicho corrió hacia el Annunaki apresuradamente, como si fuera un ratón de cuerda. Con un rápido movimiento, el mayor lo engulló como si se tratara del más delicioso manjar. Elevó la mirada hacia mí, pues era el siguiente.
[[(Lanzarse al precipicio)]]
[[(Volver por donde habíamos venido)]]
Iba a morir de todas formas. No me quedaba otra opción. Prefería morir aplastado a que saliera de mis entrañas un gusano. Me lancé hacia el precipicio cerrando los ojos y cuando los abrí, observé que estaba caminando sobre este. Osiris me seguía mirando, observando mi próximo movimiento. Corrí hacia la mitad del precipicio y volví la mirada. El Annunaki seguía en la misma posición, como si estuviera congelado en el tiempo.
Debajo de mis pies comenzó a aflorar un extraño humo. Alcé la mirada y en frente de mi tenía a un inmaterial ser vestido con una túnica amarilla y cubierta la cara con una capucha del mismo color. De su cuello colgaba un símbolo.
-¿Quién eres?
No obtuve respuesta.
Me mostró sus palmas. Sostenía una pastilla negra y una morada. Fruncí el ceño pues de alguna manera sentía que no era la primera vez que había visto esto. De alguna manera, podía adivinar lo que iba a pasar a partir de ahora. ¿Pero cuál era la correcta? No lo podía saber. La figura amarilla no tenía intención de decírmelo. Y yo debía elegir.
[[Pastilla negra]]
[[Pastilla morada]]
La cabeza me daba vueltas. No sabía qué decisión tomar. Así que dejé que mis piernas eligieran. Alcé una de ellas pero sentí tensión en la contraria. Una Noia agonizante me sostenía. No quería que me fuera.
-Corre hacia el precipicio. No caerás…-Fueron las últimas palabras de la chica antes de cerrar los ojos para siempre.
No tenía tiempo. Osiris alzó su arma hacía mí dispuesto a acabar con mi vida. Debía actuar ya.
Me lancé hacia el precipicio cerrando los ojos y cuando los abrí, observé que estaba caminando sobre este. Osiris había reposado el cetro y ahora me miraba, observaba mi próximo movimiento. Corrí hacia la mitad del precipicio y volví la mirada. El Annunaki seguía en la misma posición, como si estuviera congelado en el tiempo. Debajo de mis pies comenzó a aflorar un extraño humo. Alcé la mirada y en frente de mi tenía a un inmaterial ser vestido con una túnica amarilla y cubierta la cara con una capucha del mismo color. De su cuello colgaba un símbolo.
-¿Quién eres?
No obtuve respuesta.
Me mostró sus palmas. Sostenía una pastilla negra y una morada. Fruncí el ceño pues de alguna manera sentía que no era la primera vez que había visto esto. De alguna manera, podía adivinar lo que iba a pasar a partir de ahora. ¿Pero cuál era la correcta? No lo podía saber. La figura amarilla no tenía intención de decírmelo. Y yo debía elegir.
[[Pastilla negra]]
[[Pastilla morada]]
Pensé en la pastilla negra pues estaba rodeado de oscuridad y qué mejor manera que fusionarme con ella. Volver al origen de todo. Ya no tenía nada que perder. Había condenado a una inocente vida y me había condenado a mí mismo. Había aceptado mi muerte y no había nada que me parase. Fui envuelto por un humo de nebulosa. La figura amarilla comenzó a desaparecer y así lo hacía yo también.
[[Renace]]
Elegí la pastilla morada pues la negra me recordaba a la oscuridad y a la muerte. Quizás la morada fuera con la que volviera a la tierra y pudiera olvidarme de todo. Olvidar el miedo a lo desconocido, la muerte de Noia. Olvidar esta sensación de ahogo que me había invadido desde el primer maldito momento en el que había pisado el gabinete de Lady Amelia.
Fui envuelto por un humo de nebulosa. La figura amarilla comenzó a desaparecer y así lo hacía yo también.
[[La plena oscuridad me abrazó]]
Volví a sentir ese miedo irracional que ya había vivido antes. ¿Y si me había equivocado? ¿Y si tenía que haber elegido la negra?
Me tiré al suelo desesperado y pegué un puñetazo a la eterna oscuridad. En ese instante escuché un ruido de algo que babeaba. Una masa colosal caótica y sin forma se acercaba a mí. Corrí todo lo que me permitieron mis piernas pero de nada servía pues aquel ser era más rápido que yo. Corrí y corrí pero me vi alcanzado por él.
[[Azathoth]]
[[Azathoth]][[Azathoth...]][[Azathoth......]][[...Azathoth...]][[Muerte]]FINMe desperté en el gabinete de Lady Amelia. Este había sido abandonado pues el cuarto estaba completamente vacío. No había ni rastro de Lady Amelia ni de su secretaria de sonrisa desconcertante.
¿Qué significa todo esto? ¿Había muerto? ¿Estaba vivo? ¿Había conseguido salir de Marte 2?
Noia me dijo que el tiempo de la tierra y de aquel planeta eran diferentes. Quizás habían pasado años. Quizás me habían dado por muerto. Ya no podía escribir ese artículo de mitología alienígena. Mañana debía volver al trabajo. ¡Qué sorpresa se iban a llevar!
Me dirigí hacia la puerta de salida, pero antes eché un vistazo al gabinete. Quizás encontrara algo o quizás no. Mejor irme a casa. Esto estaba vacío.
[[(Irse)]]
[[(Explorar el lugar)]]
Caminé lentamente hacia la izquierda, teniendo cuidado de que mis pasos no emitieran sonido alguno. Con suerte llegué al montículo y observé a lo que me enfrentaba. Este no era muy diferente si hubiera escogido el camino de la derecha, pues a partir de aquí, todo era llano.
Miré hacia atrás unos segundos antes de ponerme en marcha.
-Adios, Noia. Ojalá te vaya mejor.-Dije despidiéndome de ella para siempre.
No sabía hacia dónde dirigirme así que simplemente anduve recto hasta alcanzar un lugar donde la arena formaba orillas pues estaba lleno de lagos cristalinos. Lejos, pude observar algo que brillaba intensamente, así que me dirigí hacia allí.
Un enorme templo se erigía ante mi curiosa mirada. Una gran escultura de la diosa Bastet coronaba el centro de la escalinata hacia el interior del edificio. Este estaba hecho de ónix. Me acordé que ella me había hablado de ese material así que posiblemente fuera el primer templo que habían construido.
Subí las escalinatas y llegué a la sala hipetra. Era curioso que no hubiera ningún jeroglífico egipcio decorando las columnas. La piedra estaba lisa, como recién puesta. Acaricié el oscuro mineral recorriendo el pasillo hasta llegar a la sala hipóstila terminando en el [[sancta sanctorum.]]
No tuve ningún problema en salir del campamento ni en preocuparme de que mis pisadas se escucharan. Anduve unos kilómetros y llegué a un sitio que formaba una hilera de montañas.
La arena del planeta cambiaba formando orillas ya que había muchos lagos cristalinos. Lejos, pude observar algo que brillaba intensamente así que me dirigí hacia allí.
Un enorme templo se erigía ante mi curiosa mirada. Una gran escultura de la diosa Bastet coronaba el centro de la escalinata hacia el interior del edificio. Este estaba hecho de ónix. Me acordé que ella me había hablado de ese material así que posiblemente fuera el primer templo que habían construido.
Subí las escalinatas y llegué a la sala hipetra. Era curioso que no hubiera ningún jeroglífico egipcio decorando las columnas. La piedra estaba lisa, como recién puesta. Acaricié el oscuro mineral recorriendo el pasillo hasta llegar a la sala hipóstila terminando en el [[sancta sanctorum.]]
La estatua de la diosa Bastet era impresionante. Su porte elegante se alzaba ante mi curiosa y atenta mirada. Pasé mi palma de la mano por la superficie acariciando uniformemente la finura de la piedra. La escultura me atraía hacia ella como intentando que no me separase de su presencia. Rodeé mis brazos alrededor de la diosa y mi índice presionó un recóndito botón en su contorno.
Se abrió una puerta secreta detrás de ella la cual llevaba a un pasadizo inferior frío como un témpano. Era increíble cómo había cambiado el paisaje en un segundo. Pequeños riachuelos congelados se juntaban unos con otros bajo mis pies.
Caminé por una estrecha pasarela la cual no parecía tener final. El miedo se apoderó de mí y me quedé paralizado. ¿Qué debía hacer ahora?
[[(Seguir)]]
[[(Volver sobre mis pasos)]]
Agarré la pasarela con fuerza y di un paso hacia adelante. La clave estaba en no mirar hacia atrás y seguir hacia adelante sin pensárselo mucho. Si se había abierto este pasadizo es porque había una salida al final. Tiritaba de frío mientras caminaba por la estrecha pasarela. No debía pensar mucho…no debía hacerlo…
Conforme caminaba veía un haz de luz que poco a poco se iba haciendo más grande. Sonreí como un niño pequeño al ver aquel atisbo de esperanza. Me deslicé por el agujero llegando a la superficie. Acaricié la carmesí arena. El paisaje era diferente al anterior. No había indicios del collar de lunas por ninguna parte. Ni de los lagos crsitalinos. El suelo se cortaba unos metros más hacia el frente dando lugar a un infinito precipicio.
Más allá del precipicio, existía una isla coronada por una enorme y fina torre con dos especies de cuernos en sus laterales. En lo alto, parecía reposar [[una cabaña.]]
El vacío me asustaba. Todo esto era superior a mí. Nunca me había enfrentado a tanto desconocimiento. Mis manos temblaban. Todo mi ser temblaba de frío. Volví sobre mis pasos pero quedé petrificado al ver que la entrada había desaparecido. Esto era demasiado…demasiado. Agarré fuertemente la pasarela e intenté calmarme. No debía pensar mucho. Si el pasadizo se había abierto era por algo. Me di la vuelta y caminé hacia el frente. Tenía que salir de aquí.
Conforme caminaba veía un haz de luz que poco a poco se iba haciendo más grande. Sonreí como un niño pequeño al ver aquel atisbo de esperanza. Me deslicé por el agujero llegando a la superficie. Acaricié la carmesí arena. El paisaje era diferente al anterior. No había indicios del collar de lunas por ninguna parte. Ni de los lagos crsitalinos. El suelo se cortaba unos metros más hacia el frente dando lugar a un infinito precipicio. Más allá del precipicio, existía una isla coronada por una enorme y fina torre con dos especies de cuernos en sus laterales. En lo alto, parecía reposar [[una cabaña.]]
Volví a sentir miedo. Miedo irracional, miedo a lo desconocido de nuevo. Caminé hacia el precipicio y observé su no-existente fondo. No sabía qué hacer. Esto era una completa locura. Ya no tenía la fortaleza del principio. Quería salir de allí…de alguna manera.
El mayor de los Annunakis se materializó ante mis ojos. Portaba una lanza terminada en un afilado cuchillo. Se dirigía hacia mí apuntándome con la filosa arma. Sólo tenía dos opciones o enfrentarme a él o tirarme al precipicio.
[[(Tirarse al precipicio)]]
[[(Pelear)]]
Mi viaje había llegado a su final. La otra opción también significaba el suicidio así que decidí que prefería morir uniéndome a la oscuridad. Esa oscuridad que me había abrazado desde el primer momento en el que llegué a este planeta.
Lancé una última mirada al mayor y puse un pie en el vacío. Tal fue mi sorpresa que no caí si no que me quedé suspendido en la nada. Caminé hacia adelante y vi que la figura se había quedado congelada en el tiempo. No se movía. No entendía nada.
Alcé la mirada y en frente de mi tenía a un inmaterial ser vestido con una túnica amarilla y cubierta la cara con una capucha del mismo color. De su cuello colgaba un símbolo.
-¿Quién eres?
No obtuve respuesta.
Me mostró sus palmas. Sostenía una pastilla negra y una morada. Fruncí el ceño pues de alguna manera sentía que no era la primera vez que había visto esto. De alguna manera, podía adivinar lo que iba a pasar a partir de ahora. ¿Pero cuál era la correcta? No lo podía saber. La figura amarilla no tenía intención de decírmelo. Y yo debía elegir.
[[Pastilla negra]]
[[Pastilla morada]]
El Annunaki me asestó un golpe pero conseguí echarme hacia un lado, en cambio, al siguiente, ya no tuve tanta suerte me pegó en la espalda con el mango de la lanza y caí al suelo. Rodé antes de que me volviera a cargar el siguiente golpe y le lancé un puñetazo en la cara. Para mi sorpresa, apenas le hice daño ya que me miró con furia y me cogió del cuello elevándome mientras me ahogaba. Le di una patada en la espinilla tumbándolo y corrí hacia el frente escapando de su presencia.
El Annunaki arrojó La lanza clavándose en mi muslo. Caí como si fuera un saco. El mayor me deslizó por la superficie y me quitó de un empujón el arma del muslo. Grité como nunca lo había hecho mientras veía como salía sangre de mi pierna. Este agarró la lanza para asestarme el golpe final pero reuniendo fuerzas de flaqueza conseguí rodar lo suficiente como para tirarme al vacío. ¿Qué otra opción me quedaba? Iba a morir de todas formas. Prefería morir uniéndome a la oscuridad que a manos de un extraterrestre.
Cuál fue mi sorpresa que me quedé suspendido ante la oscuridad. El Annunaki se quedó petrificado con la lanza en el aire. La pierna dejó de sangrar y la herida se fue cerrando poco a poco. ¿Qué significaba todo esto? ¿Qué ocurría en este vacío?
Alcé la mirada y en frente de mi tenía a un inmaterial ser vestido con una túnica amarilla y cubierta la cara con una capucha del mismo color. De su cuello colgaba un símbolo.
-¿Quién eres?
No obtuve respuesta.
Me mostró sus palmas. Sostenía una pastilla negra y una morada. Fruncí el ceño pues de alguna manera sentía que no era la primera vez que había visto esto. De alguna manera, podía adivinar lo que iba a pasar a partir de ahora. ¿Pero cuál era la correcta? No lo podía saber. La figura amarilla no tenía intención de decírmelo. Y yo debía elegir.
[[Pastilla negra]]
[[Pastilla morada]]
-Quiero hacerte una pregunta Noia.-Carraspeé un poco de los nervios.- ¿Por qué vas tan deprisa? Quiero decir, la mayoría vamos a un ritmo más humano.
-Oh te has fijado en eso…Bueno. ¿Sabes que no debemos hablar, no? Pues sigue trabajando.
Ella se dio media vuelta y siguió con los quehaceres. Aproveché esos segundos para fijarme en las miradas de los jefes y de los que iban a lo velocidad de la chica. Su respuesta me había dejado con más dudas aún. ¿Por qué no quería responderme? ¿Qué ocultaba? Me había caído bien en un principio pero estaba empezando a sospechar de ella. Ahora que me fijaba el resto del personal trabajaban absortos excepto ella y los cuatro que parecían tener súper poderes. ¿Por qué no me había fijado antes? Tenía muchas ganas de huir. Debía hacer algo.
[[(Pedir explicaciones)]]
[[(Pegar un puñetazo)]]
Apreté mis labios y seguí con mis quehaceres. Sabía que no era un buen momento para preguntar. Debíamos guardar silencio hasta la hora de comer.
Miré a los jefes y después a las personas que iban más rápido. ¿Seguro que Noia era humana? Ya no me daba tanta confianza como al principio.
Me había caído bien y había sido la única que me había hablado, el resto parecían estar absortos. Le preguntaría en la comida. Ahora mejor seguir [[trabajando.]]
Solté la pala de un golpe seco provocando que la mayoría del personal se girase hacia mí. Cerré los ojos unos segundos y noté cómo empezaba a armarme de valor.
-Te he hecho una pregunta antes y necesito que se me responda apropiadamente. ¿Quién eres, Noia?
La chica me miraba estupefacta y después vi cómo la ira afloraba en sus verdes ojos.
-¡Te dije que te callaras la maldita boca, imbécil! No deberías haber preguntado esto ya que no puedo mentir. ¿Sabes por qué no hablamos? Para que no se sepa nada
-¿Para qué no se sepa el qué? –Pregunté poniéndome en guardia.
Ella alzó la pala en mi dirección y conseguí esquivar el golpe. Notaba muchas miradas encima de nosotros. Acababa de abrir la caja de Pandora y ya no tenía escapatoria.
Cogí mi pala del suelo y conseguí pegarle un golpe en la rodilla desestabilizándola. Noia gritó con ira.
-¿Quieres saber quién soy?-Dijo ella elevándose por los aires. Todo su cuerpo empezó a mutar transformándose en un insecto humano.
La chica o lo que quedaba de ella se abalanzó contra mí pero fui rápido y conseguí hacer un escudo con la pala. Escuché unas palabras en la distancia y unos pasos. El filo de una de las lanzas se abrió camino en la caja torácica de Noia matándola en el instante. Ella cayó al suelo y vi a mis salvadores: los Annunakis. Ellos me miraban con odio. Tenían la misma mirada que ella al principio de la pelea. Esto no iba a acabar bien.
[[(Defenderse)]]
[[(Mejor no hacer nada)]]
Agarré a la chica del hombro y le pegué un puñetazo con rabia. Estaba enfadado porque me había ignorado por completo y porque estaba empezando a desconfiar de ella. Noia se acarició la mandíbula con cara de sorpresa.
-Te he hecho una pregunta antes y necesito que se me responda apropiadamente. ¿Quién eres, Noia? –Pregunté chillándole.
Empecé a ver cómo la ira afloraba en sus verdes ojos.
-¡Te dije que te callaras la maldita boca, imbécil! No deberías haber preguntado esto ya que no puedo mentir. ¿Sabes por qué no hablamos? Para que no se sepa nada
-¿Para qué no se sepa el qué? –Pregunté poniéndome en guardia.
Ella alzó la pala en mi dirección y conseguí esquivar el golpe. Notaba muchas miradas encima de nosotros. Acababa de abrir la caja de Pandora y ya no tenía escapatoria.
Cogí mi pala del suelo y conseguí pegarle un golpe en la rodilla desestabilizándola. Noia gritó con ira.
-¿Quieres saber quién soy?-Dijo ella elevándose por los aires. Todo su cuerpo empezó a mutar transformándose en un insecto humano.
La chica o lo que quedaba de ella se abalanzó contra mí pero fui rápido y conseguí hacer un escudo con la pala. Escuché unas palabras en la distancia y unos pasos. El filo de una de las lanzas se abrió camino en la caja torácica de Noia matándola en el instante. Ella cayó al suelo y vi a mis salvadores: los Annunakis. Ellos me miraban con odio. Tenían la misma mirada que ella al principio de la pelea. Esto no iba a acabar bien.
[[(Defenderse)]]
[[(Mejor no hacer nada)]]
Moví el cadáver de la chica con mi pala y se lo lancé mientras me incorporaba. Necesitaba ganar tiempo. Ahora mismo correr era la mejor opción. Escuché gritos detrás de mí pero yo ya estaba lejos de su alcance.
El Annunaki mayor se presenció delante de mí y me agarró del cuello. Tenía mucha potencia. Demasiada. Reuniendo fuerzas de flaqueza le pegué con la pala en el tronco logrando que me soltara. El mayor le dio la vuelta a su lanza golpeando el objeto lanzándolo lejos de mí.
A continuación sentí la filosa arma en mi estómago y cómo la sangre no dejaba de salir. Había sido el fin. [[Mi fin.]]
¿Para qué luchar contra ellos? Eran superiores a mí.
Ya había visto de lo que eran capaces de hacer a alguien que ni siquiera era humano. ¿Qué posibilidades tenía yo? Eché un último vistazo al panorama. Los cuatro súper dotados me miraban con rencor mientras que las caras de los demás parecían no mostrar signo de humanidad. ¿Qué les habían hecho?
Tarde para esas preguntas pues sentí la lanza en mi estómago y cómo la sangre no dejaba de salir. Había sido el fin. [[Mi fin.]]
FINTerminamos de cavar y nos llamaron para comer. La comida no difería mucho de la de ayer. Me preguntaba si comían algo diferente o si alguna vez celebraban algo especial. Ya que los días y las horas eran diferentes a la tierra, ¿algún día era especial?
Noia se sentó a mi lado mientras devoraba su ración.
-José, ¿no comes? –Me preguntó ella
-Sí. Perdona. Estaba reflexionando.-Le contesté pegando un bocado a esa especie de pollo extraterrestre.
-¿Y en qué pensabas?
[[-En que si vamos a empezar a construir pronto]]
[[-En que trabajas de una manera especial]]
-¡Claro! Ya estamos terminando donde vamos a poner las primeras columnas. Mañana nos las traen. Va a ser genial. ¿Te han dicho para quién estamos construyendo? -Me preguntó entusiasmada.
-No
-Para Shub Niggurath. Es un dios muy poderoso. Ya lo conocerás algún día. Cuando terminamos el templo de Bastet la diosa misma vino a celebrarlo con nosotros.
[[-Estoy muy entusiasmado]]
[[-Noia…yo…]]
-¿Yo trabajo de manera especial? ¿A qué te refieres? –Me preguntó ella nerviosa.
-A que…bueno…te he visto trabajar de manera sobrenatural. De manera no humana. Vas muy rápida.
-No deberías preguntar esas cosas José. Calla y come.-Me respondió ella con los ojos hinchados de rabia.
-¿Por qué no debería preguntar esas cosas? –Inquirí con algo de miedo. Noia no estaba reaccionando como debería reaccionar una persona normal. Esto no me gustaba. Esto no era normal. Observé por el rabillo del ojo donde estaba mi pala por si la tenía que usar.
-Porque no puedo mentir. Por eso no hablamos. No puedo…
-¿No puedes qué? Noia no entiendo nada.-Observé que la cara de Noia se estaba poniendo roja. No la reconocía. La chica que hace un día había conocido se estaba esfumando como mi esperanza de salir de aquí.
-Mejor así, humano cotilla.-Me respondió ella elevándose por los aires con los ojos manchados en ira. Todo su cuerpo empezó a mutar transformándose en un insecto-humano.
La chica o lo que quedaba de ella se abalanzó contra mí tirándome al suelo.
[[(Coger la pala)]]
[[(No defenderse)]]
Agarré la pala y le pegué un golpe en la cabeza tirándola a ella al suelo.
Escuché unos pasos detrás de mí y unas voces. Eran los Annunakis que venían a mi rescate. El mayor le cortó la cabeza a Noia y la fémina que sujetaba el látigo me pegó en el estómago haciendo que me revolviese de dolor.
Dijeron unas palabras en su idioma entre ellos. La mujer mediana sacó una daga de sacrificio y fue a clavármela. Saqué fuerzas de flaqueza e hice un escudo con la pala. Se la lancé a la mujer y rodé hacia la derecha [[esquivándolos.]]
Me quedé en el suelo petrificado no sabía qué hacer. Me había pasado con las preguntas. No debía haber sido más cotilla. Me tenía que haber quedado callado como me habían dicho.
Uno de los aguijones afilados de las manos de lo que quedaba de Noia me atravesó el estómago. Salía mucha sangre…[[demasiada.]]
Me incorporé lo más rápido que pude reuniendo todas mis fuerzas pues no podía perder ni un minuto. Pero antes de ponerme en marcha. Una lanza atravesó mi caja torácica. Miré hacia atrás. La cara enrabietada del Annunaki mayor fue lo último que vi. Salía mucha sangre...[[demasiada.]]
-¡Y yo!-Exclamó ella.-Venga terminemos la comida y pongámonos manos a la obra.
Nada más acabar de comer cogimos las palas. Esto parecía surrealista. ¿Cuánto más tenía que aguantar siendo esclavo de esta gente? No me atrevía a decirle nada a Noia. Además mientras trabajábamos no se hablaba. Debía callarme.
Una vez más, vino la noche y a consecuencia, la hora de cenar. Y otra vez lo mismo que la comida.
-¿Por qué comemos lo mismo?
-No lo sé pero está bueno, ¿verdad? A mí me gusta. Venga termina y vamos a dormir. Recuerda que mañana llegan las columnas.
Noia se alejó de mí adentrándose en la tienda-hotel. Devolví el plato vacío e hice [[lo mismo que ella.]]
-¿Qué ocurre? –Me preguntó enarcando una ceja.- ¿Estás bien?
-Sí, si…yo.-Agaché la cabeza. Quizás era una tontería preguntarle. Ella era feliz aquí. Quizás estaba exagerando y mis sentidos me habían engañado. Quizás no trabajaba de manera sobrenatural. Quizás me estaba volviendo loco.
-Venga terminemos la comida y pongámonos manos a la obra.
Nada más acabar de comer cogimos las palas.
Una vez más, vino la noche y a consecuencia, la hora de cenar. Y otra vez lo mismo que la comida.
-¿Por qué comemos lo mismo?
-No lo sé pero está bueno, ¿verdad? A mí me gusta. Venga termina y vamos a dormir. Recuerda que mañana llegan las columnas.
Noia se alejó de mí adentrándose en la tienda-hotel. Devolví el plato vacío e hice [[lo mismo que ella.]]
Giré el pomo de la puerta y entré a mi cuarto. Aquí me sentía seguro. No había Annunakis, no estaba Noia. No había nadie. Solo yo. Yo y la ventana. Me dirigí hacia ella y puse un bosque. ¡Qué bonito era! ¡Ojalá volver a la tierra! ¿Y si tenía que terminar el templo para poder volver a la tierra?
¡Quizás fuera una sorpresa y no me lo querían decir. Sí, es posible. Debía trabajar y trabajar para poder conseguir salir de aquí.
Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Mañana llegaban las columnas. Tenía que darme prisa en terminar el templo. Debía ser [[paciente.]]
Terminamos de colocar un par de hileras de columnas. Estábamos cansados. Me senté al lado de Noia. Esta vez teníamos de cena una sopa de color morado. No quería preguntar de qué estaba hecha. Mejor no hacerlo.
-¿Cuándo crees que terminaremos el templo?
-Ummm…buena pregunta José. Pues creo que tardaremos un poco pero no mucho más. Un mes y medio si estuviéramos en horario humano. Debes ser paciente. Sé que estás deseando ver al dios. Yo también. ¡Va a ser increíble!
Sonreí sin añadir nada más. Miré unos segundos al resto de mis compañeros y por primera vez me di cuenta de que no hablaban entre ellos. Tan sólo comían. Bueno tampoco tenía eso nada de malo. Lo importante era [[trabajar.]]
Al día siguiente terminamos de colocar casi todas las columnas. La sala hipetra pronto estaría terminada. ¡Qué ilusión! Mi mente sólo pensaba en terminar [[el templo.]]¡La sala hipetra estaba terminada! Noia estaba contenta por mi trabajo. Los Annunakis estaban contentos. Todos éramos felices mientras [[trabajábamos.]] ¡Trabajo, trabajo! Sólo [[pienso en eso.]]Terminar, terminar. Terminar el templo para el [[dios.]]Sólo trabajo. No pienso. [[No…]]No existo. [[No]][[Existo]]FINCerré la puerta del lugar con mucho cuidado. Era de noche.
La sirena de las ambulancias resonaba en la lejanía.
¡Bienvenido de nuevo a la tierra! Fue lo primero que pensé al dar mi primer paso hacia la ciudad.
Sólo un par de cosas habían cambiado desde mi marcha. El bar de la esquina seguía abierto mientras que la peluquería de mi calle había cerrado. Ya nunca más vería a la cotilla de mi vecina pasarse horas enteras allí. Uno de los pisos de mi edificio se había puesto en venta y al parecer los estudiantes del tercero se habían marchado. Deduje que a pesar de haber estado fuera no habrían pasado más de cuatro años.
Aún conservaba las llaves en mi bolsillo del pantalón. Abrí la puerta principal y [[entré al edificio.]]
Caminé hacia la mesa de la secretaria y revisé por si había algún papel debajo. Me encontré panfletos de publicidad y alguna que otra revista de cotilleo. No había nada más. Si había habido algo en el pasado, se lo habían llevado expresamente.
Registré también el gabinete de Lady Amelia. Vacío totalmente. Ni siquiera colgaba un mísero cuadro. No había ni rastro de la bola transparente. Di media vuelta dirigiéndome hacia la salida.
Cerré la puerta del lugar con mucho cuidado. Era de noche. La sirena de las ambulancias resonaba en la lejanía.
¡Bienvenido de nuevo a la tierra! Fue lo primero que pensé al dar mi primer paso hacia la ciudad.
Sólo un par de cosas habían cambiado desde mi marcha. El bar de la esquina seguía abierto mientras que la peluquería de mi calle había cerrado. Ya nunca más vería a la cotilla de mi vecina pasarse horas enteras allí. Uno de los pisos de mi edificio se había puesto en venta y al parecer los estudiantes del tercero se habían marchado. Deduje que a pesar de haber estado fuera no habrían pasado más de cuatro años.
Aún conservaba las llaves en mi bolsillo del pantalón. Abrí la puerta principal y [[entré al edificio.]]
Una fina capa de polvo se había adueñado del lugar. Todo seguía intacto tal y como lo dejé. Me dirigí al piano del salón y toqué un par de teclas. Aún no había olvidado cómo se tocaba…
Reí como un loco estirando mis brazos al aire. ¡Qué bueno era estar de vuelta!
Encendí la luz de mi alcoba.
También seguía intacta. Papeles por el suelo, una pila de revistas. La estantería rebosando de libros. El ordenador lleno de post it. ¿Por qué segúia tan intacto todo? Por una parte me alegraba ya que nadie había tocado mis cosas pero, ¿en estos años nadie me había echado de menos? ¿Ni siquiera Andrea lo había hecho?
Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Estaba realmente cansado. Ahora por fin podía [[relajarme.]]
[[La locura]][[Ph nglui mglw nafh Cthulhu]][[R lyeh wgah nagl fhtagn]]Habían pasado tres días desde la última vez que hablé con José. Su teléfono había permanecido sin cobertura. Lo último que sabía es que estaba investigando sobre mitología alienígena pero no me había dicho hacia donde se dirigía. Si no aparecía en los próximos días pondría una denuncia en la policía.
José se tomaba demasiado en serio su trabajo. Hacía unos días que lo habían ascendido a jefe de su departamento. Era bastante bueno pero el trabajo lo absorbía y casi no tenía tiempo para nadie. Ni siquiera para mí.
Por suerte, me había dejado una copia de la llave de su piso. Giré el pomo lentamente y entré en su vivienda. Todo permanecía tal y como lo había dejado. Papeles por el suelo, latas de bebidas energéticas, posters medio caídos y su querido piano vertical, el cual llevaba meses sin tocar. Pulsé una tecla y sonreí recordando los viejos tiempos cuando me dedicaba canciones. ¡Qué mono!
Encendí la luz de su cuarto y casi me dio un infarto al ver que había una mancha negra dibujando una figura humana en la cama. Saqué inmediatamente el móvil y llamé a la policía.
Recé porque no fuera él. No, no podía ser él. [[Él no podía ser eso.]]
FINFIN